EL BAUTISMO DE ÁNGELA

Mi sobrina Ángela nació hace ocho añitos. En aquel momento me ofrecí para ser su madrina. Pasó el tiempo y nunca tuve una respuesta:creía que sus padres habían optado por otra elección. Nunca hemos vuelto a hablar del bautizo de Ángela, hasta el día uno de este mes de noviembre en que mi hermano me pregunta:-¿Quieres ser la madrina de Ángela?-
Me quedo perpleja: ¿Pero aún no la habéis bautizado? -dije- mirando lo crecidita que está Ángela.
-No, pensaba yo que era mejor esperar a que ella fuese mayor para decidir sobre el tema... pero quiere hacer la comunión y para ello tiene que estar bautizada. -Dijo mi hermano, con cierta satisfacción- ¡Por fin la niña ya era lo suficiente mayor para decidir, ja,ja! Nos reímos a carcajadas. ¡Las ocurrencias de los hombres no tienen parangón!
-Bueno, hay un incoveniente,-dije con gesto de preocupación-
¡¡No voy a poder llevarla en brazos hasta la pila Bautismal!!
Más risas. A todo esto, Ángela me miraba fijamente a los ojos con una dulzura y una sonrisa imposible de describir.
La abracé y le dije: ¿De verdad quieres que sea tu madrina?
-Claro que sí, y puedo ir andando- Dijo, mientras nos fundimos en otro largo abrazo.
Ángela ya está bautizada y además tiene como padrino a su hermano Samuel, que ese día estaba guapísimo...
¡Otro día para recordar, querida Ángela!... Muy pocos niños pueden dar fe de su bautismo.

Carmen, 21 de noviembre de 2010