TODO PASA... ¿Y QUÉ QUEDA?

TODO PASA… ¿Y QUÉ QUEDA?

Hay veces, en la vida del ser humano, que todo se confabula en su contra y en pasar al mismo tiempo. Sin tregua, como un tsunami que se traga todo a su paso. Dejando al individuo en  un estado de shock, que es incapaz de beber aunque este sediento, de hablar para poder expresar algo de lo que es testigo… No puede. Su mente es una nebulosa, una amalgama de tantas sensaciones negativas. Está obnubilado e incapacitado para dar un paso aunque sus piernas estén sanas…

Se queda esperando a que alguien se apiade de él, lo acoja, le dé agua, alimento y calor humano. ¡Sobre todo calor humano…! Tanto ser viviente a su alrededor y nadie se percata de la carencia más acuciante. Algunos, los menos, se lo quedan mirando con asombro. Los otros, los más, siguen su camino presurosos: no tienen tiempo ni para mirar. ¡No es asunto suyo!

Los familiares, hacen una llamada telefónica para cerciorarse de que sigue vivo, a la vez, que le cuentan lo muy ocupados que están. ¡Ah…y saber si necesita algo!  El individuo, en estas circunstancias, sólo agradece la llamada y dice que todo está bien. No es capaz de verbalizar, quizá porque sabe que el otro no dispone del tiempo que él necesita.

Finalmente, en un intento de supervivencia, inherente a todo ser viviente, el individuo toma conciencia de su propio yo y del estado lamentable en el que se encuentra: se mira en el espejo y no ve lo que esperaba: se horroriza ante su propia imagen devastadora: ¿Qué está pasando conmigo y por qué…?

¿Qué me queda, qué queda de mí? No hay respuesta, calla, solloza y se vuelve a la cama. Sólo aspira a dormir para tener sueños que lo alejen de la soledad y del presente…¡Sólo queda soñar!

Carmen Martínez Sanmartín

6/03/2011