Recientemente, la industria aeronáutica norteamerica, preocupada por las frecuentes incidencias de sus aviones en vuelo por el impacto con diferentes tipos de aves, desarrolló una máquina experimental, capaz de lanzar, a la velocidad de crucero de estos aviones, un pollo contra el parabrisas de la nave y comprobar así la resistencia del cristal. La máquina funcionó perfectamente y pudieron de esta forma calibrar de forma ajustada el grosor y las características técnicas resistentes del cristal que eran para un vuelo seguro.
En España, los fabricantes y montadores de Trenes de Alta Velocidad tuvieron conocimiento de esta máquina de pruebas. Pensando que podría ser de utilidad para las cabinas de las locomotoras, puesto que desarrollan velocidades próximas a las de algunos aviones de hélice comerciales en su fase de despegue, solicitaron una máquina de estas características para sus bancos de pruebas. La máquina fue importada y se instaló en un hangar de construcción de locomotoras en fase de ensayo.
La primera vez que se utilizó, el cañón de pollos fue disparado frontalmente contra el parabrisas de una locomotora para valorar los efectos sobre un nuevo vidrio de alta resistencia que se deseaba homologar. El pollo atravesó el parabrisas, destrozó el panel de mandos, perforó el respaldo del asiento del maquinista, arrancó la puerta de la cabina de sus goznes y finalmente, tras recorrer toda la longitud de la locomotora, produjo una importante abolladura y deformación en la chapa del fondo.
Atónitos, los técnicos procedieron a analizar el fenómeno: Se realizaron análisis cinemáticos, se visualizó repetidamente la monitorización de la trayectoria del pollo, se repasaron todos los cálculos balísticos y, finalmente, se introdujo el conjunto de todos los parámetros disponibles en un complejo programa de ordenador que fue desarrollado ex profeso con el fin de encontrar la explicación. Tras el procesado de todos los datos, y después de varios días de reuniones del equipo técnico, se propuso solicitar la ayuda del fabricante norteamericano del cañón.
Así se hizo, y al poco se recibió un escueto e-mail que decía: "Primero descongelen el pollo".
En España, los fabricantes y montadores de Trenes de Alta Velocidad tuvieron conocimiento de esta máquina de pruebas. Pensando que podría ser de utilidad para las cabinas de las locomotoras, puesto que desarrollan velocidades próximas a las de algunos aviones de hélice comerciales en su fase de despegue, solicitaron una máquina de estas características para sus bancos de pruebas. La máquina fue importada y se instaló en un hangar de construcción de locomotoras en fase de ensayo.
La primera vez que se utilizó, el cañón de pollos fue disparado frontalmente contra el parabrisas de una locomotora para valorar los efectos sobre un nuevo vidrio de alta resistencia que se deseaba homologar. El pollo atravesó el parabrisas, destrozó el panel de mandos, perforó el respaldo del asiento del maquinista, arrancó la puerta de la cabina de sus goznes y finalmente, tras recorrer toda la longitud de la locomotora, produjo una importante abolladura y deformación en la chapa del fondo.
Atónitos, los técnicos procedieron a analizar el fenómeno: Se realizaron análisis cinemáticos, se visualizó repetidamente la monitorización de la trayectoria del pollo, se repasaron todos los cálculos balísticos y, finalmente, se introdujo el conjunto de todos los parámetros disponibles en un complejo programa de ordenador que fue desarrollado ex profeso con el fin de encontrar la explicación. Tras el procesado de todos los datos, y después de varios días de reuniones del equipo técnico, se propuso solicitar la ayuda del fabricante norteamericano del cañón.
Así se hizo, y al poco se recibió un escueto e-mail que decía: "Primero descongelen el pollo".
2 comentarios:
hola carmen buenas noches
pase a saludarte he abierto un blog para poder seguir algunos amigos un abrazo
Hola mi querida Lola:¡Que feliz de reencontrarte inolvidable amiga!
Estaremos en contacto igual que antes.
Un beso muy grande.
Carmen.
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