Yo, sin mí

Sin ti me muero, sin ti no soy nada, sin ti la vida no tiene sentido, etc., etc., ¿Y sin mí?

Lamento no tener formación ni oficio para describir con palabras la ausencia más terrible que he vivido hasta hoy: la propia ausencia, el abandono de mi misma para pasar a ser solamente yo.  

Me he dado cuenta que yo, mi persona, la que come, duerme, anda, respira, finge reír… Vegeta. No vive, Tan sólo está ahí, esperando una hecatombe como única solución y sentido a su vivir diario.

Me he perdido a mi misma: ¿Qué sandez es esa?

A lo largo de todos mis días he ido perdiendo amores, amigos, hijos, padres y he sufrido como todo ser humano que pasa por este laberinto cambiante que es la vida. Ignoraba que podía perderme a mi misma: fe, ilusiones, confianza, esperanza, estímulo, proyectos, sueños, empuje y coraje: esa era mi esencia, mi alma, la que me ayudó a llegar hasta aquí… Ahora sin este ropaje que abrigaba mis jornadas más difíciles es cuando realmente estoy sola, muy sola: No me tengo ni a mí.

Carmen Martínez Sanmartín.

30 de enero de 2011